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jueves, 2 de septiembre de 2010

Capítulo XVI: Final del tratamiento

Una vez concluido el tratamiento de radioterapia, debí visitar a mi oncólogo titular, me refiero al Dr. Blajman, había sacado turno para el día 27 de julio, pero unos días antes me lo pasaron al día 26 debido a que el Dr. debía ausentarse de la ciudad, por una información publicada en la web sospeché que concurriría a la 4ta. Conferencia de Cáncer de Pulmón, siempre es alentador para los pacientes que los profesionales participen de jornadas de capacitación, vinculadas a enfermedades sobre las que la ciencia hace permanentes descubrimientos, sería lamentable que teniendo una especialidad tan delicada no se actualizara y por eso es, posiblemente, un profesional tan reconocido y valorado en el ambiente.
Lo cierto que el mismo día que mi hermano Cardo cumplía años, debí visitar a este Dr., si bien tenía turno a las 16 hs, debía sospechar que pasaría la tarde aguardándolo, con paciencia me armé de un libro para leer en la sala de espera, así fue que a eso de las 19 hs. me hizo pasar, pero como siempre estando dentro del consultorio, debí continuar aguardando por más de una hora para que me atienda, el celular del Dr. ardía de llamadas, pacientes que le hacían consultas, a todos le explicaba que viajaría esa noche, finalmente pudo atenderme, como siempre muy amable y gentil, se sorprendió de verme con mucho menos peso, tomó nota de mi peso, en rojo lo remarcó diciéndome que lo señalaba especialmente, me dijo que yo había realizado muy bien las cosas, felicitándome, en realidad creo que no tenía otra opción, luego de algunas bromas me hizo la revisión de rutina, palpando ganglios y mamas. Le solicité que responda algunas dudas que tenía, como siempre me señaló que lo haría con gusto, hace tiempo que me preocupa saber datos estadísticos de recidivas o metástasis para casos parecidos al mío en cuanto a edad, antecedentes, dimensión del tumor, axila negativa, etc. Lamentablemente su idea es que es mejor que no me preocupe por eso, no quiso darme las estadísticas que yo buscaba, me aconsejó que no busque en internet, que no me servían de nada, le manifesté que no me convencía, que yo creía que era necesario saber, me dijo que yo era muy “pensativa”, creo que quiso decir otra cosa, me indicó que él me haría los controles que son protocolares cada tres meses, que incluso no era necesario que viera al oncólogo radioterapeuta, que él seguiría mi caso, que está todo controlado. Si bien confío en él, de manera casi obsesiva, presumo que mi mente no quedará tan tranquila como quisiera, hay algo que escapa a mi racionalidad, deseo saber al menos cuales son las chances, según las probabilidades, de hacer recidivas. Intentaré en la consulta de setiembre reiterar mis inquietudes, estoy seguro que si hay alguien con capacidad para contestarme con cierta veracidad por conocimiento y experiencia, es él. Luego de hacerme la orden para análisis con fecha setiembre, se despidió como siempre con mucho afecto, le dije que antes de salir debía abrigarme y saqué de mi bolso un gorro de color rojo intenso con un borde negro, al verlo se sintió conmovido, graciosamente me dijo que esos colores lo motivaban, eran los colores del club del cual es fanático, lamenté no poder regalárselo porque era muy caro a mis sentimientos ya que lo había tejido mi hija Mar. Me sentí un poquito incómoda con esa situación finalmente me despedí con el compromiso de vernos en el control de setiembre.

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